Comedia dramática en la que una artista divorciada se involucra en varias relaciones sentimentales fallidas en Paris. La película no es una exactamente una adaptación del libro de Roland Barthes Fragments d’un discours amoureux (1977), que en sí no era un texto de ficción, sin embargo varios temas, situaciones y diálogos remiten a él. Claire Denis no es conocida por la comedia, pero en este caso encuentra la distancia justa entre el padecimiento de su personaje y el juego de representación al que se somete. La figura del neurótico en la comedia ha tenido por lo general mejores representantes masculinos, pero aquí el sentido del humor surge con naturalidad porque Denis entiende la neurosis de su protagonista y nunca la deja caer en la caricatura. El tono ligero, la serena melancolía, el uso de los colores y la refinada puesta en escena hacen acordar al Alain Resnais tardío, en especial a Coeurs (2006). La inclusión de la música, ya sea las canciones o la banda sonora compuesta por Stuart Staples (en una nueva colaboración del guitarrista de Tindersticks con Denis), es impecable. La aparición sobre el final de Gérard Depardieu como un vidente al que consulta la protagonista resulta genial y da pie a una abierta y bella resolución.