Cuento de terror en el que un matrimonio a punto de tener un bebé adquiere una muñeca diabólica en Los Angeles en 1969. La película es tan formulática como previsible, pero por momentos resulta efectiva. La destreza en el uso de la cámara de Leonetti se luce en algunos planos, pero en general termina desmereciendo a los personajes. El problema es que el film malgasta los sustos de los dos primeros actos sin que los protagonistas se enteren de lo que está pasando. Más que una película sobre un muñeco diabólico, Annabelle es un cuento de casa (o departamento) encantada, con algunas referencias extra a Rosemary’s Baby (1968). La reconstrucción de una época reciente en el género de terror que impulsó The Conjuring (2013) aquí no aporta demasiado. Las cámaras digitales quedan un poco expuestas en algunas escenas. Tal vez el inconveniente de Leonetti tenga que ver con la incapacidad para asumir el humor inherente al planteo. Como demuestran las mejores películas del género, el humor (no la comedia) es mucho más que un ingrediente en el terror, es uno de sus componentes fundamentales.