Cuento de ciencia ficción en el que un bombero logra comunicarse con su hijo 30 años en el futuro a través de una frecuencia de radioaficionado en New York. El film es una atractiva variación en el tema de los viajes en el tiempo. A partir de una premisa que tranquilamente podría ser de un episodio de Twilight Zone (1959-1964), la película ahonda en las consecuencias de los cambios en el pasado como tragedias en el presente. Como es habitual en este tipo de relatos las fotos se desvanecen, las noticias cambian y las alteraciones en el pasado se manifiestan inmediatamente en el presente. En este caso las conversaciones entre padre e hijo no entorpecen el ritmo narrativo, pero la duración de casi dos horas contradice un poco su estatus de film de serie B. Hoblit muestra cierta habilidad para incluir los montajes paralelos en los momentos clave. El giro que da la película hacia la trama de un asesino serial es inesperado, pero a fin de cuentas necesario. Lamentablemente el epílogo exalta los valores familiares (algo que el film se había cuidado antes) con un guiño de incorrección política innecesario. Aun así, Frequency es otro acierto de New Line que de a poco va ocupando el lugar de Dimension en el cine fantástico de Hollywood, sin pretensiones de pseudo modernidad y con planteos más acordes a la serie B.