Drama criminal en el que un artista callejero inicia una venganza contra todos sus enemigos en Seúl. Más allá de la simpleza y la linealidad de la historia, Kim Ki-duk ensaya una especie de experimento narrativo al filmar las acciones prácticamente en tiempo real en las calles de Seúl durante unas pocas horas. No busquemos interpretaciones sobre la crueldad y violencia innata del hombre o la necesidad de venganza para superar el sufrimiento porque no tiene sentido.