Comedia negra en la que dos comediantes forman un exitoso dúo pese a que no se soportan en España a partir de la década de 1970. El film logra hacer reír en todo momento a partir de una sucesión incontrolable de gags, excesos y violencia, sin descuidar que está narrando una historia de ascenso y caída. De la Iglesia también incluye algunas referencias fantásticas con las visiones distorsionadas de los personajes (alucinaciones, bichos), la banda sonora desmesurada de Roque Baños y la resolución completamente desaforada. El film hace un excelente retrato del mundo del espectáculo donde el concepto de éxito puede pervertir hasta el más inocente (ya sea a través de las mujeres, la fama o el dinero) y muestra el ridículo gusto de la audiencia por las bofetadas y el humor grueso hasta tal punto que mete al espectador en una especie de juego cómplice que libera la comedia. La pintura social de la década de 1970 en España, con la dictadura, los subversivos, los golpistas y la vestimenta, aporta atractivos matices. Luego de su excursión al otro lado del océano con Perdita Durango (1997), De la Iglesia vuelve a España más seguro y afianzado.