Documental sobre unas películas caseras filmadas en la década de 1920 en la región Normandía de Francia. La primera parte de la película es la más efectiva porque muestra la belleza e inocencia del cine mudo casero. La autosuficiencia de las tomas, sean espontáneas o armadas, hace que funcionen como fotos o postales en movimiento que captan gestos, acciones y momentos. Después la película de Guerín se mete en lugares mucho menos estimulantes: la casa vacía en la actualidad (esos planos que pretenden cierto preciosismo), la manipulación de la película en la moviola (como un psicópata que marca su próxima víctima) y el breve intento de ficcionalización no aportan nada.