Comedia dramática en la que un solterón vuelve a Buenos Aires después de 30 años y se queda en la casa de su hermano. El costumbrismo ya se deja ver desde la primera imagen de la película que muestra a la familia sentada en el sillón del living de la casa. El film resuelve pronto el conflicto con el hijo desconocido y se inventa un romance que ya marca las incipientes comedias blancas de Mugica. Pero a partir de allí, con el drama de la infidelidad del esposo, la película sacrifica todas sus buenas intenciones. Es una lástima porque el personaje y la actuación de Enrique Serrano como viejo calavera tenían sus posibilidades.