Comedia romántica musical en la que una azafata española y un estudiante argentino sueñan con ser cantantes en Madrid y Barcelona. Más que un regreso a la Argentina para Amadori, el film incorpora un actor argentino en sus películas españolas. El personaje de Palito Ortega tiene algo de siniestro, sus chistes son más molestos y agresivos que graciosos. Por suerte Rocío Dúrcal es la auténtica protagonista. Toda la película está filmada en estudio (Madrid y Barcelona apenas aparecen). Los flashbacks de principio de siglo (los abuelos de los protagonistas supuestamente se conocieron en las mismas condiciones) son más confusos que otra cosa. Al menos los números musicales lucen sus colores pop en el vestuario y en los decorados. Y el personaje del excéntrico agente de artistas Fumasoli se roba más de una sonrisa.