Comedia romántica en la que una modelo ayuda a su novio a convertirse en cantante lírico mientras una diva de la ópera visita Buenos Aires. El film transcurre con fluidez en su primera parte por la inventiva de los diálogos y por un par de situaciones resueltas con precisión. Romero se toma su tiempo para establecer el escenario, aun a riesgo de dejar por mucho tiempo fuera de la pantalla a los protagonistas. Los ojos de Alita Román le dan una vivacidad a su personaje que sostiene el enredo. Pero la película se viene a pique en su último tercio por lo pobremente definido que está el personaje de Fernando Borel. A veces Romero sacrifica demasiado en pos del gag (los ensayos de lucha en el hotel de la diva americana).