Thriller en el que un actor desempleado y millonario fantasea con una mujer que conoció por chat en Los Angeles. Merendino aprovecha la pantalla softcore del film y las limitaciones de la serie B para jugar con los mecanismos del policial negro y el surrealismo propio de David Lynch. Si bien por momentos balbucea narrativamente y los actores no dan la talla, la puesta en escena no carece de estilo a partir del diseño de la casa en la playa y el uso de las paredes de colores.