Policial en el que un mafioso infiltrado en la policía y un policía infiltrado en la mafia tratan de descubrirse mutuamente en Hong Kong. El film reúne una especie de dream team del cine de Hong Kong: los cuatro mejores actores, Christopher Doyle en la fotografía, un guión de hierro original y dos directores con experiencia y ganas de consagrarse. La combinación no podía fallar. Tanto en las interpretaciones, en el concepto de la historia y en los estilismos de la acción encontramos una solidez irreprochables. El guión permite a los actores desplegar sus personajes y expresar sus emociones (no sólo empuñar armas), el juego de apariencias del doble encubrimiento hace reflexionar en todo momento sobre lo que estamos viendo y los constantes movimientos de cámara y las extrañas angulaciones están para puntuar el relato, no para sobrepasarlo. A fin de cuentas Infernal Affairs logra reaviva la extraña fascinación de dos instituciones un poco anacrónicas en tiempos mediáticos (la policía y la mafia) respetando la atracción por el mal de la mejor tradición del género policial.