Comedia en la que una camarera decide hacer felices quienes la rodean en Paris. La acumulación de situaciones, gags, chistes y ritmos cambiantes carece de una línea argumental firme, pero permite, más allá de los bajones de ritmo, una imaginación visual desbordante. Si la película por momentos empalaga, al mismo tiempo puede construir una historia de amor en ausencia (la pareja sólo se conoce al final) con un particular príncipe azul que trabaja en un sex shop y colecciona fotos desechadas. En ese sentido la felicidad, el optimismo y los buenos sentimientos tienen un tono de postal que esconde una amargura de fondo. El papel del narrador omnipresente con voz potente y relato veloz está en el mismo tono que las imágenes. Luego de su incomprendida excursión en inglés con el cuarto capítulo de la saga Alien, Jeunet vuelve a Francia para hacer su película más sencilla y amable.