Spaghetti western en el que tres pistoleros buscan una fortuna enterrada en un cementerio en el sudoeste de los Estados Unidos durante la guerra civil. El film define los conceptos de bueno (el que no juzga), malo (el corrupto) y feo (lo entiende) con una particular ideología, no tan nihilista como se pretende. Resultan memorables el momento de la aparición de Clint Eastwood, el score de Ennio Morricone (no sólo el tema más famoso) y el apoteótico clímax.