Comedia romántica en la que un joven director teatral regresa a Buenos Aires para montar una adaptación radial de Shakespeare y se reencuentra con las actrices que la interpretaron en el teatro. Piñeiro expande sus juegos entre el teatro, el amor, Shakespeare y la narración. La película arranca con un llamativo plano general de un partido de fútbol visto desde la terraza de un edificio que termina de forma sorpresiva. La arquera de uno de los equipos es perseguida por todos los jugadores que llevan uniforme del equipo rival, escapa hacia las calles y entra a una sala de teatro en la que se está ensayando una obra. De allí a la trama pega un salto de un año y sigue los preparativos para la adaptación radial de Love’s Labor Lost y los reencuentros del protagonista con sus amigas. La princesa de Francia es un film guiado por la palabra y los diálogos que hasta se permite con total naturalidad una pequeña clase sobre la obra del pintor francés William-Adolphe Bouguereau. Piñeiro ensaya una pirueta narrativa al repetir varias veces una escena con distintos personajes hasta que logra hacer avanzar la acción. La película deambula entre la ligereza, la artificialidad y lo misterioso. Tal vez la cantidad de personajes y de puntos de vista del relato necesitaban una duración más extensa en este caso. El ambiente endogámico de las películas de Piñeiro puede que esté llegando a su fin (ya se lo ve demasiado cómodo). Mientras tanto, no queda más que disfrutarlas.