Drama en la que a un adolescente le roban la moto y trata de conseguirse otra en Buenos Aires. La película está repleta de tiempos muertos y de largos silencios, pero el humor se cuela con la naturalidad de los primeros films de Jim Jarmusch. Algunas imágenes como las del padre y el hijo subiendo por el ascensor o el protagonista que se lleva la moto a su habitación capturan el vacío de la adolescencia y proponen un camino alternativo al cine argentino de la década de 1990.