Cuento de gauchos en el que un joven busca a los asesinos de su padre en Tucumán en el siglo XIX. Adaptación del cuento de Antonio Di Benedetto. Spiner abandona la ciencia ficción y se mete en el territorio del western a gran escala (diligencias, indios, violencia, paisajes). Si el comienzo con una banda sonora grandilocuente, los forajidos cabalgando en ralentí y el título manchado de sangre puede sugerir lo mejor o lo peor, rápidamente se inclina por lo segundo. Los primeros planos están tan malogrados como malgastados, los villanos resultan caricaturescos, los acentos de los actores, forzados, el personaje femenino, deleznable y el misticismo de la leyenda, impostado. El film se regodea en la abyección con facilidad. Spiner aprovecha el mejoramiento técnico del cine argentino de factura industrial, pero sus capacidades como cineasta siguen por el piso.