Drama en el que una preceptora espía a sus estudiantes en el baño del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1982. Luego de la mala recepción de Mientras tanto (2006), Lerman adapta la novela Ciencias morales (2007) de Martín Kohan, toca el tema de la última dictadura y adopta formas más clásicas en la puesta en escena. El film no carece de atractivos: el personaje y la actuación de Julieta Zylberberg sostienen el peso del relato, la fotografía de Álvaro Gutiérrez y la utilización de los himnos resultan impecables y hay una vaga reminiscencia a la represión/perversión de Haneke en Le pianiste (2001). Lerman muestra un aplomo y una seguridad ausente en sus anteriores films: la historia se construye en los gestos, las miradas, los detalles y el fuera de campo. Sin embargo el resultado está lejos de ser ideal: el paralelismo entre la historia y la Historia resulta forzado, algunos momentos (la fiesta) desprenden condescendencia hacia la protagonista, Osmar Núñez tiende a la sobrecontención, la resolución no puede ser más que decepcionante y el epílogo, por lo menos gratuito e innecesario. Todo termina siendo tan obvio como alegórico (la juventud herida y marcada deja atrás una época siniestra). Lerman pone freno a su minimalismo y se adapta a una industria que busca confirmar autores.