Comedia negra policial en la que un tímido contador de una compañía publicitaria establece una amistad con un psicópata en Buenos Aires. Finalmente Daniel de la Vega consigue apoyo del INCAA para filmar en español y en 35 mm. Si la propuesta tiene cierto atractivo en su punto de partida, no puede ir mucho más allá de ahí. Por momentos uno parece estar viendo alguna comedia de Adam Rifkin (sic) en la que el humor sólo se construye a partir de la humillación de los personajes y de su estupidez. Las apariciones decorativas de la hija de Isabel Sarli y de Jorge Luz travestido parecen ser el peaje “mainstream” que el film debe pagar para inscribirse en la categoría de bizarro. Pero el problema sigue siendo el mismo para De la Vega: una puesta en escena funcional, puramente fan, carente de ideas en todos los aspectos. La resolución que remite a Rob Zombie no alcanza para justificar el despliegue de humor torpe.