Drama erótico en el que una prostituta quiere abandonar su oficio y se va a vivir con un pescador a una playa tropical en Sudamérica. Bo se las arregla en los primeros 50 minutos para no presentar ni desarrollar ningún conflicto. El film es un mero exhibicionismo de los cuerpos y los paisajes. Después aparece el proxeneta que la quiere recuperar y la fotografía cambia inexplicablemente a blanco y negro en tono sepia. En el recuerdo queda los niveles de ridiculez de los diálogos. Los personajes abren la boca sólo para llenar espacio. Bo, después de ser apuñalado, dice: “Ahora debo vivir…”.