Comedia romántica en el que un novio a punto de casarse pierde las alianzas el día de su boda en una estancia a las afueras de Buenos Aires. Winograd trata de expandir su repertorio hacia el modelo de la comedia romántica, pero choca con las limitaciones del “star system” local. El trío protagonista no puede sostener a sus personajes: Daniel Hendler funciona mejor con el humor deadpan, Natalia Oreiro suena falsa cada vez que abre la boca e Imanol Arias es sólo una incorporación con vistas al mercado español. Por otra parte, el guión se construye sobre una enorme dilatación, las discusiones del cura y el rabino se agotan en sí mismas, los secundarios tienen poco lugar para lucirse, el recurso de la pareja hablando a cámara es molesto y las dudas sobre el compromiso están expuestas con timidez. El film se queda corto en su intento de entrar en el humor negro y el desmadre. Winograd trata de seguir el camino de Burman hacia el mainstream. En el camino también pierde el encanto.