Historia de amor en la que un arquitecto en el año 2004 y una médica en 2006 que viven en la misma casa se comunican a través de cartas en Chicago. Remake de la película coreana Il Mare (2000). Agresti ingresa a Hollywood con una extraña mezcla de aplomo y bajo perfil. Pese a que The Lake House es un producto fácil de descalificar, tiene algunas características rescatables. Más allá de que las posibilidades del guión no están del todo exploradas (en el fondo nadie se cree el sustrato fantástico de la historia) y que los diálogos no califican ni para una vulgar novela romántica, el film vagamente intenta reflexionar sobre el tiempo y el espacio. Un par de momentos (la conversación de Keanu Reeves con su padre, la charla en el cumpleaños de ella) transmiten cierta emoción. El diseño visual de la película aprovecha las arquitecturas de la ciudad de Chicago (ese plano de la estación de tren). El principal problema es lo desapasionada y asexuada que termina siendo la historia de amor de la pareja (y no tiene que ver con el hecho que los protagonistas casi no compartan escenas juntos en la película). Los personajes son tibios burgueses acomodados con problemas familiares. El film es un apuesta segura de Agresti, alejada de la falsa trascendencia de otros directores latinoamericanos instalados en Hollywood, pero que tal vez no le abra demasiadas puertas.