Drama en el que un inmigrante boliviano consigue trabajo en un bar de Buenos Aires. Caetano utiliza la anécdota mínima de la trama para sacar máximo provecho de los recursos disponibles (la fotografía en blanco y negro, la planificación segura, la empatía con el personaje). Bolivia es su film más conciso y eficaz dramáticamente. La película crea un microcosmos de violencia latente en el que el dinero es el motor de todas las relaciones y la marcada discriminación sirve de metáfora de la Argentina a punto de quebrarse. El gran mérito es que, a diferencia de Pizza, birra, faso (1998) y Mundo grúa (1999), Caetano no explota el realismo. La búsqueda estética en los oportunos ralentíes, en los planos cenitales y en la música boliviana le da un carácter universal a la historia y un tono de amarga tragedia a la resolución. El film es un producto que, más allá del oportunismo, se vale por sí mismo.