Film de animación en el que una pececita se convierte en niña y se hace amiga de un chico de cinco años en Fukuyama. Luego de la relativa decepción de Howl’s Moving Castle (2004), Miyazaki regresa con otro film, un poco más sencillo e infantil en su premisa, pero no menos bello en su diseño visual y ejecución. La descripción de ese pueblo costero y la casa del protagonista en el acantilado resulta inmejorable. La secuencia de la tormenta y el tsunami es un prodigio tanto de ritmo cinematográfico como de animación. Las olas adquieren rasgos antropomórficos. La película muestra el horror de una tragedia climática desde los ojos inocentes y asombrados de los niños. Pero en el fondo Miyazaki busca la armonía con la naturaleza. Las transformaciones del pez en humana son tan simples como bellas. La trama en su parte final se queda con pocas variantes a causa de una historia mitológica tal vez demasiado naif.