Historia de amor de un soldado y una joven complementada por la leyenda de un hombre-tigre en Tailandia. Weerasethakul hace una utilización del sonido en la que los diálogos se pierden en la naturaleza. Nuevamente la belleza de las imágenes se desentiende de la narración y nos acerca a la paz del sueño o la muerte. No hay discurso urbano o mitológico, simplemente sensaciones de naturaleza primitiva sobre el fluir del tiempo. Como Herzog, Malick y Korine, la búsqueda poética de sus películas excede los encasillamientos de tema, género y estilo del cine contemporáneo.