Biopic del boxeador Muhammad Ali desde la conquista del título mundial en 1964 hasta la pelea con George Foreman en Zaire en 1974. Michael Mann recrea el estilo visual y narrativo de The Insider (1999). Si allí servía para una historia de denuncia, aquí el problema es que todas las escenas están contadas como algo importante. Pero la película carece de introspección mental en los personajes y el duelo entre antagónicos. Lo mejor termina siendo las escenas de combate y sus atractivos hallazgos visuales: la cámara que entra y sale constantemente del cuadrilátero, el excelente uso de la perspectiva del techo (sensación de tres dimensiones), la cámara subjetiva desde muy cerca que agrega otra textura, el uso de la música en la primera y la última pelea, la voz interna del protagonista cuando ve los golpes que no puede evitar y los planos detalles de los pies. El film hace un perfil del protagonista como deportista (talento más dedicación, en el prólogo entrenando), como político (defensor de los derechos de los negros), como esposo mujeriego (poco aportan esas escenas) y como showman (no importa si es natural o artificial). Obviamente se destacan la fotografía de Emmanuel Lubezki (el nuevo maestro mexicano que también usa cámaras digitales), la música y las canciones (aunque terminan tomando demasiado protagonismo). Parece que Mann se siente cómodo tomando la posta de Oliver Stone como el cronista oficial de la historia reciente de los Estados Unidos. Esperemos que vuelve al cine de género pronto.