Comedia policial en la que un par de detectives investigan una serie de extraños asesinatos en el pueblo donde vive un niño al norte de Francia. Pese a tratarse de una miniserie de cuatro capítulos, la película se estrenó en Cannes y otros festivales en su versión integral. Bruno Dumont parece dar un extraño giro hacia el humor y el género policial, pero los personajes, los rostros y el escenario sigue siendo los mismos de sus películas anteriores. En este caso cuesta acostumbrarse al humor del detective y su acompañante que investigan el caso. Sus conversiones de frases hechas interrumpidas o dejadas sin terminar pueden irritar un poco, pero el espectador no tarda en acostumbrarse. Las escenas del niño con su grupo de amigos y su familia (la presentación de los abuelos es genial) son las que más se lucen. La temporalidad de las escenas se dilata dando lugar para que el relato se extienda y la trama policial (que no muestra los asesinatos y tampoco se preocupa mucho por atar cabos) quede en un segundo plano.