Cuento de misterio en el que un inspector investiga un asesinato durante una sesión de espiritismo en una mansión británica en la India. Browning (todavía adaptándose al cine sonoro) queda preso de la dinámica teatral y del estatismo de la puesta en escena. Aun así, se da cuenta de que hay un espacio no cubierto (el techo). La caracterización atípica de Bela Lugosi como el detective ya anticipa Dracula (1931). Browning conserva su posición ambigua hacia el fantástico (el detalle del brazo movido).