Melodrama en el que la hija de cazador de animales está a punto de casarse y reaparece su madre para seducir a su novio en Indochina. Browning termina su período mudo con una obra cumbre. El dominio del gesto, del plano y del espacio es absoluto. La turbulencia de los sentimientos es acorde a la puesta en escena. Lon Chaney (en su última colaboración con Browning) oficia de maestro de ceremonias. El film está más cerca de la abstracción lírica que del expresionismo. Hasta se puede perdonar la inclusión del gorila asesino en la resolución.