Melodrama en el que el dueño de una fábrica de juguetes casado y con hijos se reencuentra con una amiga en Los Angeles. La fotografía en blanco y negro acentúa el tono melancólico y la amargura del final, pero la lúcida mirada de Sirk sobre la clase media americana de la década de 1950 queda intacta. Hay que destacar el papel de los hijos adolescentes que descubren los valores hipócritas de sus padres y los planos de los juguetes (muñeca, robot) que comentan las acciones.