Film de episodios de terror que narra 26 historias cuyos títulos empiezan con cada una de las letras del abecedario. La película reúne a un grupo de 26 jóvenes directores relacionados con el género de terror, la ciencia ficción, la animación, el policial y el cortometraje de todas partes del mundo (más promesas que realidades en la mayoría de los casos). Más allá de la previsible disparidad de los segmentos y de la corta duración de cada uno, hay lugar de sobra para la experimentación (Cattet et Forzani, Díaz Espinoza), el sentido del humor (Iguchi, Angela Bettis) y un par de agradables sorpresas (Thomas C. Malling, Yoshihiro Nishimura).
Apocalypse (Nacho Vigalondo): Un mini festival gore ambientado en la más cercana cotidianidad de una pareja (con el marido postrado en una cama). Vigalondo no teme utilizar la cámara lenta.
Bigfoot (Adrián García Bogliano): Una pequeña fábula de terror, un poco inocente (lo que no está mal), pero que no pasa de la anécdota. Tal vez el más straightforward de los episodios.
Cycle (Ernesto Díaz Espinoza): Un ejercicio kafkiano de realidades paralelas que captura el temor de la más absoluta calma.
Dogfight (Marcel Sarmiento): El impresionante despliegue visual, más allá de su estética publicitaria, logra impactar por el devenir animal de la acción.
Exterminate (Angela Bettis): Con un poco de humor y una atenta descripción del personaje protagonista, la actriz Angela Bettis confirma sus habilidades como directora. Tal vez el más el más clásico de los episodios, impresión reforzada por el hecho de que se trata de una adaptación de un cuento.
Fart (Noboru Iguchi): El humor delirante y escatológico de Iguchi alcanza cumbres surrealistas.
Gravity (Andrew Traucki): Un pequeño ejercicio de cámara subjetiva que le da respiro al film y agrega una dimensión más naturalista a la propuesta.
Hydro (Thomas Cappelen Malling): Una comedia fantástica con conejos, pilotos de aviones, strippers y espías nazis. Ver para creer.
Ingrown (Jorge Michel Grau): Un torpe ejercicio de tortura y misoginia, olvidable inmediatamente.
Jidai-Genki (Yudai Yamaguchi): Una escena de asesinato de un samurái que hace un excelente uso del montaje, el off visual y los primeros planos, hasta llevar el rostro a la deformidad.
Klutz (Anders Morgenthaler): Animación con sentido del humor escatológico y surreal.
Libido (Timo Tjahjanto): Un auténtico ejercicio de torture masturbation, bastante extremo y perverso, pero algo reaccionario en el fondo, tal vez porque no puede superar los límites de lo permisible.
Miscarriage (Ti West): Una pequeña broma de Ti West, reconocible por su dibujo de personajes femeninos y el fino humor seco de la resolución.
Nuptials (Banjong Pisanthanakun): Una especie de comedia romántica negra, con final sorpresivo, que no logra conectar por lo anodino de sus personajes.
Orgasm (Hélène Cattet & Bruno Forzani): Una sucesión psicodélica de imágenes de cierta impronta retro, fascinante por dónde se la mire.
Pressure (Simon Rumley): La cuota de horror social, un poco descolocada y carente de impacto y profundidad.
Quack (Adam Wingard): La meta ficción propuesta por Wingard resulta simpática y medianamente original.
Removed (Srdjan Spasojevic): Una sala de operación es el escenario para el escape de un prisionero y una exhibición gore.
Speed (Jake West): Una pequeña versión de película de clase B con persecuciones de autos, disparos y chicas ligeras de ropas. Trash a más no poder.
Toilet (Lee Hardcastle): Otro corto de animación que usa el baño como escenario de monstruos escatológicos y asesinatos, ahora con la mayor textura y flexibilidad de la plastilina.
Unearthed (Ben Wheatley): Olvidable ejercicio de persecución en el bosque.
Vagitus (Kaare Andrews): Un cuento de ciencia ficción apocalíptica que sorprende por su estética, pero que no encuentra el tiempo necesario para que la historia tenga algo de impacto emocional.
WTF (Jon Schnepp): Otro ejercicio de meta ficción que se pierde en su propia auto indulgencia y en los excesos de fácil creación.
XXL (Xavier Gens): Gens aborda los tópicos sociales de la forma más banal y sensacionalista, aunque la transformación en esqueleto tiene cierta belleza cruda.
Youngbuck (Jason Eisener): Un olvidable ejercicio de venganza de un chico contra un pedófilo abusador.
Zetsumetsu (Yoshihiro Nishimura): Un final apocalíptico, indescriptible y delirante made in Japan.