Cuento de terror en el que una estudiante universitaria encuentra una capa roja azteca que altera a quien la viste en Los Angeles. Hooper encuentra en la sencillez del cuento de hadas, en el rostro y la belleza de Mädchen Amick, en el juego entre el expresionismo y la abstracción lírica y en la estética del cine de terror de la década de 1940 el camino para hacer uno de sus films más bellos y poéticos. La puesta en escena está muy por encima de la torpeza de la historia.