Cuento de terror en el que una familia se muda a una casa en la que aparecen fantasmas en un pueblo de California. La idea del film tenía cierto atractivo. Porque la actualización del tema de la casa embrujada tiene uno de los primeros acercamientos a las tecnologías audiovisuales (los fantasmas salen del televisor) y porque el retrato que hace de la familia aparentemente normal no oculta algunos apuntes disonantes. Si bien en la primera parte Hooper puede jugar con los tiempos muertos y una elástica planificación, una vez que los efectos visuales se hacen los dueños de la función, no quedan esperanzas.