Cuento de terror en el que tres amigos se meten en el campamento de una secta religiosa para rescatar a la hermana de uno de ellos en el sur de los Estados Unidos. Inspirado en las muertes de la secta de Jonestown en Guyana en 1978. Ti West incursiona por primera vez en el formato de falso documental en primera persona. Pese a cierto a cierto apego realista de la historia y algunas variantes en el camino (la cámara que pasa de manos), es poco lo que puede obtener de él. Si bien el escenario y algunos recursos remiten al universo de Mario Bava (el personaje de la niña muda, el plano detalle de un papel con un mensaje de ayuda y el consumo del mundo final), se nota que el formato no es el más propicio para un director como West.