Cuento de terror en el que cuatro amigos tienen un accidente en la carretera y van a parar a una granja de murciélagos vampiros en Pennsylvania. Larry Fessenden auspicia a los nuevos talentos del cine de terror de la costa este y Ti West sorprende con una ópera prima modesta, pero repleta de ideas. A partir de asumir la tradición de la serie B (un prólogo en blanco y negro con anfitrión), del rodaje nocturno en 16mm que aprovecha la poca luz, de un oportuno juego de espacios vacíos y tiempos muertos, de algunos recursos de la nouvelle vague (el uso de los intertítulos), de unos efectos especiales que extrañamente no arruinan el efecto realista y de alguna salida inesperada como la interrupción del narrador, West muestra un grado de inventiva y de conocimiento del género poco habitual para un debutante. Uno de los grandes méritos del film es mantenerse en un terreno ambiguo del fantástico. La amenaza no es completamente sobrenatural. Y la sensación de pesadilla persiste porque el escape está apenas a unos metros. Los personajes, las actuaciones y la historia no pasan de la funcionalidad, pero hay un excelente uso de los primeros planos y un gusto por la continuidad espacio temporal de la acción. También se observan ciertos rasgos del mumblecore (mucho antes de que se hablara del mumblegore), La película supone un auspicioso debut para el cine de terror, no tan rompedor como en otras épocas, pero que augura un buen futuro en el género para West.