Cuento de terror en el que un capitán inglés investiga un culto religioso criminal en la India en la década de 1830. El film supone algo diferente a las producciones habituales de terror de la Hammer por la fotografía en blanco y negro, por la ausencia de monstruos y por cierto aire realista. Sin embargo, los actores resultan poco apropiados para sus papeles, la trama política es muy débil y los indios estranguladores son poco inquietantes. Por lo que al film le quedan muy pocos atractivos.