Secuela de Ju-on (2000) en la que un agente inmobiliario intenta vender la casa del fantasma maldito en Tokyo. Hay cierta decepción al comprobar que los primeros 30 minutos de la película están compuestos de escenas del capítulo anterior. Si bien incluyen la famosa escena de la escalera, no tiene el mismo impacto. Igualmente el film es una buena oportunidad para profundizar en el estilo de Shimizu: tiene algo de Yasujiro Ozu y, dentro del género de terror, es aún más ascético que Hideo Nakata. Aunque la trama sigue siendo tan confusa de seguir, da la impresión que Shimizu es capaz de hacer un film de terror con cualquier historia. Tal vez uno de los secretos de su cine sea no saber exactamente qué es lo que pasa.