Cuento de terror en el que una abogada debe defender a un cura que realizó un exorcismo que terminó en muerte en Estados Unidos. Inspirado por un caso real. Es saludable comprobar que todavía se hacen films de terror en Hollywood que no son secuelas o remakes para el mercado adolescente. Gracias a un excelente prólogo que establece la severidad del tono, a las sólidas actuaciones (en especial del trío protagonista) y a no tomar partido en ningún momento en el conflicto de la fe y la razón, Derrickson hace una original variante en el tema del exorcismo. Si bien los flashbacks apuntan a que no es más que un caso de esquizofrenia (la sangre en el alambre), no quitan cierta ambigüedad sobre lo que realmente pasó. Aunque el personaje de Emily Rose tiene poca identidad y las escenas de exorcismo tratan inútilmente de ser realistas, las poderosas escenas de alucinaciones, el excelente uso de los colores y las extrañas angulaciones muestran la destreza visual de Derrickson. La resolución es un poco conformista porque le falta riesgo para bucear en lo sobrenatural o asumir una posición más crítica ya sea contra la iglesia, los abogados o la prensa. Luego de que Dimension lo descubriera en una secuela direct to video, Hellraiser: Inferno (2000), Derrickson pasa con decencia a las ligas mayores.