Drama en el que un director de anuncios publicitarios decide experimentar con LSD en California. Corman aprovecha las realidades paralelas, los sueños y las alucinaciones para visualizar el viaje exterior e interior del protagonista. En términos puramente visuales sorprende la modernidad de la propuesta, con su montaje frenético, el furioso uso de las luces y la fuerza de los colores. Las imitaciones y los homenajes llegan hasta Requiem for a Dream (2000). Lo mejor de la película termina siendo la psicodélica escena de sexo (con la música in crescendo), el hecho de que en ningún momento encontramos el más mínimo atisbo de moralina y el final ¿feliz?