Cuento de terror y ciencia ficción en el que siete sobrevivientes a un holocausto nuclear se ocultan de un monstruo mutante en una cabaña en Estados Unidos. Corman hace uno de los primeros films postapocalípticos después de la bomba de Hiroshima. Saca máximo provecho del único decorado y del formato scope. Realiza la inversión hawksiana de la amenaza interna. El genial detalle de una mano terrorífica mostrada al pasar agrega un sutil sobresalto (en The Howling (1981) Joe Dante haría algo parecido). Pero la resolución carga con el lastre por un monstruo risible. Lo cierto es que ya desde sus comienzos (este es su primer film de terror como director) Corman se perfilaba como el rey de la clase B.