Melodrama en el que una viuda entabla una amistad con un cura en un pueblo de Francia durante la ocupación. Melville hace de la austeridad y la contención un principio estético que le permite al espectador imaginar lo que falta. Es riguroso hasta el último plano, no deja que nada se le escape y redondea una historia de amor no consumado amarga y dolorosa.