Comedia de terror en la que un grupo de porristas muere en un accidente en el bosque y vuelve de la muerte cinco años después para cobrar venganza contra quienes lo causaron en un pueblo de California. Antes de ser dos de los principales referentes del cine de terror americano de la década de 2000 con May (2002) y The Lost (2006), Lucky McKee y Chis Sivertson debutaron en la dirección con un proyecto amateur. Aun partiendo de los niveles más bajos de fotografía de video y de grabación de sonido, la pareja de directores ya mostraba disposición para el género. Mientras el film juega con la inversión de roles femeninos y masculinos en un día de campo que recuerda a Renoir y la crueldad permanece escondida o contenida, se superan todas las desventajas técnicas. Después, con la venganza de ultratumba, el vacío de los personajes masculinos y la masacre/carnicería de la fiesta de reunión, la película pierde toda su consistencia. El gran mérito de McKee y Sivertson es que pudieron dar el gran paso hacia un cine más profesional, pese a tener inicios similares a otros talentos del cine de terror underground americano (J.R. Bookwalter o Eric Stanze) que quedaron en el camino.