Blaxploitation en el que un mafioso negro pasa de lustrabotas a extorsionador de políticos en Harlem, New York. El problema con Cohen es que hay que darle tiempo para que demuestre que es más inteligente de lo que quiere hacernos creer. Pocos films del subgénero blaxploitation como este resultan tan entretenidos (esa excelente secuencia de persecución) como concisos ideológicamente (la lectura política del conflicto racial), más allá de que el público al que está dirigido el producto no le preste más atención a lo primero que a lo segundo.