Cuento de terror en el que un chico encuentra en el sótano de su casa el espíritu de un monstruo indígena en el campo de Texas. La película adopta un ritmo extremadamente parsimonioso que intenta reflejar didácticamente el enfrentamiento del hombre blanco y el indígena. El drama familiar a partir de la incredulidad hacia el hijo no ayuda y la parte final de la película se vuelve cuesta arriba. El monstruo luce bastante ridículo: nunca lo vemos en plano entero y termina matando un par de víctimas (en off visual), pero sin nada de gore.