Drama en el que una madre prefiere a su hijo bello sobre su hija fea en una constante relación de amor y odio en una casa de campo de Québec. Hussain abandona sus experimentos surreales, vanguardistas y minimalistas al adaptar una novela de Marie-Claire Blais. Lo que no significa que la película sea menos arriesgada, violenta o perturbadora que las anteriores. Más allá de que mantiene el atractivo visual en cuanto al uso de los colores y la ambientación, en este caso el énfasis está puesto en las actuaciones. Los tres actores principales están brillantes en sus personajes. El núcleo familiar se vuelve la fuente de todos los horrores posibles. Por momentos el film recuerda a Chantal Akerman y su Jeanne Dielman (1975), aunque sin tanto rigor en la planificación. La misteriosa aparición de monstruo mitad humano y caballo trae a la memoria la presencia de los conejos en David Lynch. Pero más allá de que rompen el contenido realismo del film, no deja de ser un apunte más decorativo que significativo.