Cuento de terror en el que un soldado y su esposa se mudan a la casa de su hermano muerto en un pequeño pueblo de Cornwall acosado por una plaga negra en el siglo XIX. Gilling utiliza los mismos decorados y algunos actores de The Plague of the Zombies (1966) para hacer una película de monstruo femenino modesta, pero simpática. Como siempre, muestra poco a la criatura. Prefiere utilizar las sombras y las puertas para sugerir su presencia. Los efectos de maquillaje de las mordidas resultan efectivos. El problema es que el monstruo no se desplaza y todos sus ataques se dan en la casa en la que vive.