Secuela de 2001: A Space Odyssey (1968) en la que una nave con tripulantes rusos y americanos es enviada a Júpiter en el año 2010 para tratar de resolver el paradero del Discovery, el comportamiento de HAL y la presencia del monolito. El film toma los aspectos más coyunturales de la historia para tratar de explicar lo inexplicable (o lo que quedaba mejor inexplicado) y deja de lado las reflexiones filosóficas y místicas. La correcta visualización del espacio no muestra mejorías técnicas sustanciales. No está ni por asomo cerca de la perfección de Kubrick. El resultado es decente, pero carente de imaginación.