Drama en el que un activista de la resistencia francesa capturado se escapa de una prisión militar nazi en Lyon en 1943. Robert Bresson hace un insuperable uso del plano detalle y del off visual. Más allá del ascetismo y de la austeridad de la puesta en escena, logra tal vez el mejor film de escape de prisión de la historia del cine. El completo silencio y la economía de planos en la secuencia de la fuga en sí tienen más tensión que cualquier de acción.