Slasher en el que un grupo de jóvenes de vacaciones van a parar a un pueblo en el desierto de California que tiene un museo de cera y un psicópata enmascarado. Si bien el film no esconde las influencias de The Texas Chainsaw Massacre (1974), hay un clasicismo en la puesta en escena y algunas soluciones imaginativas en las escenas de muerte que lo hacen más atractivo. Los cinco asesinatos no son demasiado gore (uno de ellos ni siquiera lo muestra) porque el énfasis está puesto más en la oscuridad, el suspense y la inquietante figura de los maniquís. Todavía Friday the 13th (1980) no se había estrenado.
La película juega un rato al slasher, pero al igual que The Toolbox Murders (1978) y The Silent Scream (1979) opta por cambiar hacia el psycho thriller de cautiverio. Por suerte tiene algunos elementos extra, como el museo de cera y algunos poco explicados poderes telequinéticos, que logran mantener la atención. Aunque el film tal vez va demasiado lejos en ese sentido, es decir, en el trabajo que se toma el psicópata para aterrar a sus víctimas, de manera tal que debilita la atmósfera inquietante que tan fácil creaba al principio solamente con los maniquíes y las máscaras.