Thriller en el que un estudiante es recluido por una sociedad secreta en una prestigiosa universidad del noroeste de los Estados Unidos. Luego del fracaso comercial de Daylight (1996), Cohen apuesta por lo seguro para solventar los gastos (mercado adolescente, rodaje en Toronto, reparto televisivo). El material no puede tomarse muy en serio (los estilismos berretas de la fotografía, la densidad dramática de una teleserie, la investigación policial de una muerte accidental, la espantosa elección de canciones, los personajes de trazo grueso, la conspiración previsible) y Cohen hace poco para esconder las falencias. Pero aun así se pueden rescatar algunos méritos a la propuesta: la presentación del protagonista (que entra y sale de foco mientras practica remo), la presencia ambigua de William Petersen, la secuencia de emboscada en la calle, el retrato del rector de la universidad como un lacayo de la sociedad secreta y la relativa lucidez de la resolución. Cohen se recicla en el mercado adolescente, sin dudas más fiel y rentable a sus intenciones.