Cuento de terror en el que un escritor y su familia se quedan como únicos guardianes de un hotel alejado que cierra por la temporada de nevadas en Colorado. Esta historia de fantasmas y de locura con apuntes de drama familiar bien podría ser el film de terror más pretencioso de la historia. La película se beneficia de la majestuosa planificación de Stanley Kubrick, del constante uso de travellings y de la imponente ambientación de un hotel enorme y vacío en medio de la nieve. El problema es que se queda en el medio del cuento de fantasmas y del psycho thriller. Al igual que la novela de Stephen King en la que se basa, quiere abarcar demasiado. No aprovecha de forma más simple el escenario de casa encantada. Y el clímax final carece de tensión e incertidumbre. Igualmente quedan imágenes y momentos para el recuerdo como el río de sangre que cae por las escaleras, la mujer desnuda que se aparece en el baño y la persecución en el laberinto. Y no es para nada despreciable que un director como Kubrick haga incursiones en el género de terror.